Primer soneto: para una, Bajo el oscuro y brillante universo, Entre una blanca y maculada nube, Un par de soles negros en el centro Y una alta montaña suave allí sube; En su piedemonte dos tersos puentes Encierran un abismo dulce y rosa. ¡Ah! ¡Qué mundo más bello tengo en frente! … Y no sé como describirlo ahora. Este poeta, frágil y deudor de palabras, Ante tal hermosura tal vez irreal, Sólo sentir y apreciar puede en verdad; Mas ese mundo y esos soles y esa montaña No son más que palabras porque allí no caben Ni gestos ni ideas… sólo mentes que se abren. Y si alguien me diijera que imagen debería poner, dejo de escribir en este blog. (O sea que, dada la ínfima probabilidad de adivinar, seguiré con más cuentos y sonetos)