Ir al contenido principal

Cielo

Ese cielo maldito e inerte
oye y ve todo en este mundo
y pasa inadvertido entre el pueblo

¡Escúchame a mí, por favor!
-No quiero tener que volar
y alcanzarte y golpearte,
y que abras los ojos y comprendas
que aquí abajo necesitan tu atención-.

Puede llover en cualquier instante,
puede secar la tierra un minuto despúes
puede derrumbar la naturaleza,
su amiga y compañera,
con su colosal voluntad.

¡Oh!, admirable y envidiable cielo
¡Escúchame a mi, te lo ordeno!
-No me hagas morir y odiarte;
pactar con el infierno una traición.
Puedo bajar al fondo y ascender
con la velocidad del pensamiento
y poseerte; tú, poseerme-.

-¡Mejor!, juntos tu y yo
caprichoso y ciego cielo.
Juntos podemos reinar:
traeremos vientos desde el norte,
desde el oriente y desde arriba
y entraremos en la sangre de todos-.

El cielo gris, a veces negro,
se ofende por mí y se enfurece.
Entonces, cuando de sus nubes
brota agua sucia y amarga
-como mis sentimientos por él-
es porque llora por mi odio.
Pero él, imperioso y canalla,
descaradamente nos ilumina
con su caluroso azul
a mí y a mi gente
cuando se siente ignorado.

¡Escúchame a mi una última vez!
-Hágamos un acuerdo.
Observa mi pueblo y cuentame
lo que mis ineptos ojos no alcanzan.
Yo haré plegarias para ti y al final
me sobrecogeré contigo para, con alivio,
controlar entre tu claro poder

Comentarios

gla. ha dicho que…
Soberbio...
Anónimo ha dicho que…
dignas palabras de un bohemio...
Anónimo ha dicho que…
Que bello! reinar juntos en el mismo cielo, ser soberanos de un solo sentimiento.

Enérgico e imperioso poema, me encantó!

Abrazos Andrés y lindo Fin de semana!!!

Entradas populares de este blog

CARTA AL FUTURO De no ser por esto, ya me habría suicidado. Hace muchos años que la idea de una muerte temprana llegó a mi cabeza. Morir joven y hacer parte de ese selecto club de los Veintisiete. Ser recordado casi eternamente como un osado y loco joven que escribió lo suficiente, que amó lo suficiente, que estudió lo suficiente, que escaló lo suficiente, que trabajó lo suficiente, que viajó lo suficiente y que vivió lo suficiente. En las ocasiones anteriores siempre hubo algo que me detenía y me motivaba a seguir intentándolo y vivir. Terminar una carrera, conseguir un trabajo, conocer el amor de la vida, empezar practicar otra actividad, viajar. Toda una vida organizada y estructurada, una rutina a mediano plazo, a final de cuentas. Y, ciertamente, hice todo aquello, y lo hice bien. Terminé una carrera y una maestría. Practiqué muchos deportes, gané competencias e hice marcas personales en varios deportes. Conocí las montañas, la velocidad y la adrenalina y eso me hizo sentir v...
Él está acostado en su hamaca y ella se acuesta en el piso, a un lado de ésta. Se queda mirándolo desde abajo, como quien mira una pieza inalcanzable de un museo. En el fondo, sabe que es inalcanzable, al menos para ella. Lo mira como si él estuviera sobre un rascacielos y no a unos cuantos dedos de distancia. Ella le mira sus ojos, mientras él los protege dentro de las páginas de su libro, y es como si viera las estrellas o las nubes al atardecer. Sabe que están ahí, pero no sabe lo lejos que están.

Todos los días pienso en ti

I.D. Aún no he podido abrir los ojos desde el día que tu partida fugaz cubrió todas estas montañas y mi vista se oscureció en despojos de memorias, sentidos y engaños mientras tu ausencia recorría toda la faz. Aún no encuentro un lugar tan grande donde guardar tu recuerdo desvanecido, pues el olvido está matando la memoria… Quiero cruzar el océano desde los andes y escapar de esta tristeza que destrozaría la espera más larga que te he ofrecido. Vi tu imagen luminosa en el sendero, antes que te marcharas de la gran sabana. Ese sendero, que con tu rostro iluminaste, aún espera ser recorrido por el otoño venidero, las palmeras y flores insisten en llamarte… Ojalá aparecieras de repente frente a mi ventana.