Ahora me encuentro casi frustrado;
falta poco para estarlo por completo.
Salgo de este salón de realidad infectado
y voy por algo que me ayude con esto:
Otro intento no queda mal.
Lucharé hasta el final.
El día se pinta tan oscuro
como mi cercano futuro.
(Un futuro que no distingo bien,
pero presiento su fatalidad).
Cambio de lugar y entro; ¡lo tengo!
Con un ápice de optimismo
crece tan lento como cae mi ego,
en mi alma, un arbol de ilusión.
Regresaré al taller de la frustración;
allí no existe más que los objetivos
y cumplimientos; lo demás no tiene valor.
¡Acaso no cabe aquí el subjetivo!
El largo y frío trecho de regreso
que me pondrá en la recta final
del fin de este trabajo, es extenso.
Miro, mientras, mi alrededor y el cielo.
A mi alrededor, ¡cuánta gente!
¡cuántas historias! Todas juntas.
¿Cuánto éxito habrá en esas mentes?
¿Cuántos como yo, sin ruta?
En el aire húmedo y frío, se alojan
con las nubes estos sentimientos
que me tocan como el agua que despojan.
Pero, asímismo, me resbalan quietos.
-Llovía y mientras resbalaban las gotas
en mi cuerpo, en mi mente se deslizaba
todo aquello que me rodeaba-.
Estoy por volver al lugar de la derrota.
Miro el cielo una última vez,
y mientras, esas inocentes gotas
riegan mi ilusión naciente.
"Ojalá lo que viene no sea tan negro
como esta nube" pensaba yo.
Camino unos últimos pasos
antes de llegar a mi mesa.
Tengo la oportunidad en mis manos,
pero vuelvo a la realidad:
La realidad que es cruel y firme,
inamovible como una gran pared
contra la que chocamos ciegos.
Tal vez, estoy frustrado del todo.
No hay salvación, voy a perder...
Pero siempre es bueno ilusionarse antes de morir
Comentarios
En ese taller no valen mas que los resultados,
lo entiendo viejo, nos entendemos.
Buen blog javier! le deseo la mayor de las suertes.
como ta parce.... por aki leyendo su blog ta re tezo pake, siga asi, y lo del robotsito, :D jejeje
bueno se cuida chauuu