Para mí los besos son como flores naciendo en mi rostro. El olor de sus labios me hacen sentir en un jardín, la suavidad con que me besa me da tranquilidad y cuando encuentro su lengua entre mis sonrisas es el cielo el que veo ante mí. No hay nada más excitante para mí que bailar salsa con su boca. Sólo de verla hablar, ver sus labios moviéndose, brillando, llamándome, sus dientes limpiando las risas, mi cuerpo me empuja a tocarla, a acariciar sus mejillas, a sentir su cabello entre mis dedos y besarla lentamente, dejando en cada segundo una parte de mí para que después me recuerde cada vez que me sienta en su boca. Los besos son sentimientos conectados o deseos insatisfechos. De ambos besos he probado y ambos tienen atractivos sabores que quisiera repetir. Mas sólo unos besos logran cautivarme y encerrarme en un círculo de adicción: los besos calmados y apasionantes, que tardan minutos para empezar y que en un segundo se vislumbran, se acercan detenidamente y, luego de una mirada...