CARTA AL FUTURO De no ser por esto, ya me habría suicidado. Hace muchos años que la idea de una muerte temprana llegó a mi cabeza. Morir joven y hacer parte de ese selecto club de los Veintisiete. Ser recordado casi eternamente como un osado y loco joven que escribió lo suficiente, que amó lo suficiente, que estudió lo suficiente, que escaló lo suficiente, que trabajó lo suficiente, que viajó lo suficiente y que vivió lo suficiente. En las ocasiones anteriores siempre hubo algo que me detenía y me motivaba a seguir intentándolo y vivir. Terminar una carrera, conseguir un trabajo, conocer el amor de la vida, empezar practicar otra actividad, viajar. Toda una vida organizada y estructurada, una rutina a mediano plazo, a final de cuentas. Y, ciertamente, hice todo aquello, y lo hice bien. Terminé una carrera y una maestría. Practiqué muchos deportes, gané competencias e hice marcas personales en varios deportes. Conocí las montañas, la velocidad y la adrenalina y eso me hizo sentir v