Ir al contenido principal

Memoria, Olvido Y Destino


-¿La Memoria es sólo secretos del pasado
o podría poseer también instrucciones
sobre el futuro?.

-Es la jaula del hombre,
y la jaula aunque sea de oro,
sigue siendo prisión.

-El Olvido es el asesino de la Memoria.
Si derrotáramos el Olvido,
¿podríamos controlar el Destino?...
¿o la Memoria está destinada al olvido?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Andrés, es muy interesante lo que planteas y siento que el destino se antepone a la memoria y el olvido...

Mi buen amigo, un fuerte abrazo!!
Julia Hernández ha dicho que…
Buenísimo. Creo que si controlaramos el olvido, controlaríamos el destino. Pero pará qué? es mejor las sorpresas, para bien o para mal. Un abrazo sin muchas respuestas.
Taller Literario Kapasulino ha dicho que…
Una muy buena reflexión!
| A+N+D+O+R+E+S+U | ha dicho que…
Sí, Lourdes, el destino es lo más grande... Pero tal vez si se pueda ir en conra de su rueda, Delfin: recordando de donde venimos. Saludos Carla

Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Me gusta lo que has escrito. Son letras suspensas en el tiempo.

Entradas populares de este blog

CARTA AL FUTURO De no ser por esto, ya me habría suicidado. Hace muchos años que la idea de una muerte temprana llegó a mi cabeza. Morir joven y hacer parte de ese selecto club de los Veintisiete. Ser recordado casi eternamente como un osado y loco joven que escribió lo suficiente, que amó lo suficiente, que estudió lo suficiente, que escaló lo suficiente, que trabajó lo suficiente, que viajó lo suficiente y que vivió lo suficiente. En las ocasiones anteriores siempre hubo algo que me detenía y me motivaba a seguir intentándolo y vivir. Terminar una carrera, conseguir un trabajo, conocer el amor de la vida, empezar practicar otra actividad, viajar. Toda una vida organizada y estructurada, una rutina a mediano plazo, a final de cuentas. Y, ciertamente, hice todo aquello, y lo hice bien. Terminé una carrera y una maestría. Practiqué muchos deportes, gané competencias e hice marcas personales en varios deportes. Conocí las montañas, la velocidad y la adrenalina y eso me hizo sentir v...
Él está acostado en su hamaca y ella se acuesta en el piso, a un lado de ésta. Se queda mirándolo desde abajo, como quien mira una pieza inalcanzable de un museo. En el fondo, sabe que es inalcanzable, al menos para ella. Lo mira como si él estuviera sobre un rascacielos y no a unos cuantos dedos de distancia. Ella le mira sus ojos, mientras él los protege dentro de las páginas de su libro, y es como si viera las estrellas o las nubes al atardecer. Sabe que están ahí, pero no sabe lo lejos que están.

Todos los días pienso en ti

I.D. Aún no he podido abrir los ojos desde el día que tu partida fugaz cubrió todas estas montañas y mi vista se oscureció en despojos de memorias, sentidos y engaños mientras tu ausencia recorría toda la faz. Aún no encuentro un lugar tan grande donde guardar tu recuerdo desvanecido, pues el olvido está matando la memoria… Quiero cruzar el océano desde los andes y escapar de esta tristeza que destrozaría la espera más larga que te he ofrecido. Vi tu imagen luminosa en el sendero, antes que te marcharas de la gran sabana. Ese sendero, que con tu rostro iluminaste, aún espera ser recorrido por el otoño venidero, las palmeras y flores insisten en llamarte… Ojalá aparecieras de repente frente a mi ventana.