Quiero permanecer en tus ojos, estar alumbrado en el mundo de tus púpilas eclipsadas, recorrer los caminos de tu rostro y escalar con caricias tu nariz, y caer en el deseo de tus labios que son como las flores en tu cabello. Describir con mi lápiz tus mejillas y tu cuerpo feliz sobre las rosas. El viento mira tu piel y tiembla, y el sol, si te escucha hablar, se enloquece de calor y yace en tu pecho, que es el hogar de mi tentación. Mi frágil vista es perturbada por tu cintura desnuda que corta el tiempo en cada melódico paso con que pisas mis recuerdos como bailando con mis ilusiones. Persiguen, a lo lejos, escondidos, mis ojos a tus piernas (mientras pienso en el amor viéndote caminar) buscando descubrir tu belleza que se apresura a volar sobre mí y descansa en las noches en mi cama para despertar mis sueños e ignorar la mañana. Las letras en tus manos se sientan en mi mente a cantarle a tu belleza, y me llevan a escribir mi poesía desde hace tiempo.