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Mostrando entradas de 2011

Sentidos

Tengo ganas de verte, como al sol que me despierta, como a las luces en la noche. Tengo ganas de olerte, como a los jardines de flores, como al café cuando quiero más. Tengo ganas de tocarte, como a la arena del caribe, como al piano en soledad. Tengo ganas de escucharte, como a los vientos del sur, como a los sónidos oníricos. Tengo ganas de hablarte, como cuando se evocan besos, como a la soledad: ¡libre!. Tengo ganas de recordar, como ser un pensamiento tuyo, como ver un arcoiris en tu piel. Tengo ganas de cerrar(te) los ojos, como imaginando bruma en el aire, como sintiendo desde las células. Tengo ganas de expresarme, como ante las alturas y no quedar con nada adentro.

El corazón de un hombre

Se dice que dentro de los corazones hay un mundo, un mundo de sueños y sentimientos; un planeta, que en el corazón de un hombre, se estremece cuando siente orbitar cerca el corazón de una mujer. Hubo un planeta de esos, que era pequeño, pero soportaba muchas fuerzas femeninas en su atmósfera. Ahí vivían la compasión, la paciencia, el amor, la soberbia y la inocencia. Y en este lugar, pequeño como una casa, con estos seres, naturales como animales, existe una gran historia. La inocenia fue la primera en salir. Fue al río y allí vio, sobre el horizonte, como una estrella enorme se escondía tras la cascada. La joven y tierna inocencia se emocionó tanto al ver tal maravilla que olvidó su baño y sus juegos en el agua y se devolvió corriendo a la casa de la paciencia. -¿Qué es? ¿Qué es? -le preguntó emocionada. La paciencia le acarició el rostro amablemente, con comprensión. -Cálmate. Dime. ¿Qué viste? -Una estrella. Era muy grande. Cayó por la cascada. La vi. La vi. Era roja y volaba

A la belleza

Quiero permanecer en tus ojos, estar alumbrado en el mundo de tus púpilas eclipsadas, recorrer los caminos de tu rostro y escalar con caricias tu nariz, y caer en el deseo de tus labios que son como las flores en tu cabello. Describir con mi lápiz tus mejillas y tu cuerpo feliz sobre las rosas. El viento mira tu piel y tiembla, y el sol, si te escucha hablar, se enloquece de calor y yace en tu pecho, que es el hogar de mi tentación. Mi frágil vista es perturbada por tu cintura desnuda que corta el tiempo en cada melódico paso con que pisas mis recuerdos como bailando con mis ilusiones. Persiguen, a lo lejos, escondidos, mis ojos a tus piernas (mientras pienso en el amor viéndote caminar) buscando descubrir tu belleza que se apresura a volar sobre mí y descansa en las noches en mi cama para despertar mis sueños e ignorar la mañana. Las letras en tus manos se sientan en mi mente a cantarle a tu belleza, y me llevan a escribir mi poesía desde hace tiempo.
Hay algo más allá de la oscuridad y el desaliento, más allá de la melancolía y los recuerdos; hay una luz. Es una tenue luz atractiva y brillante, pero lejana. Mas, si se va acercando, ¿qué hacer? ¿Huir o tomarla? Si huyes, te quedarás ahí viendo la soledad, la tristeza tocará para ti todas las noches lúgubres sonatas con voz desgarrada y temblorosa. Si huyes, no verás más luz en mucho tiempo. Quizás, enceguezcas cuando vuelvas a verla, quizás haya luz y no la veas, quizás no quieras verla. Si huyes -como la flor marchita- sólo mirarás tu interior, ignorarás toda la belleza que aún no has visto y olvidarás todo el mundo que te apasionaba. Pero si huyes, podrás crearle infinitas historias y podrás recordarla por siempre, no habrá nada para dejar de amarla. Sin embargo, ¡oh! No está aquí y no pasará cerca. No sabrá tampoco de tu refugio y de lo que haces. ¿Por qué amar a alguien que no sabe que lo haces?... Sí, lo sabes y yo sé que es difícil intentarlo. Tómala. Tomarás la luz y la

Increíble

Increíble no es el mundo más allá, es el brillo lunático en unos ojos. Increíble es saborear la miel donde sobra el licor y las letras, increíbles los sonidos en la imaginación, increíble ver colores en la oscuridad. Increíble no es el desaparecer de los astros, ni de la luna ni del índigo o el gris crepuscular, increíble es descubrir el sol en un rostro, en el silencio y en otros lenguajes. Increíble cómo puede una hora convertirse en un increíble minuto al entrar más allá. Increíble no sentir miedo, absurdo; increíble, pero, verlo al frente y huirle sólo girando la mirada. Increíble imaginar una noche perfecta y más increíble tenerla en las manos y cambiarla por la muerte y las cucarachas y abrir un hueco en el aire y guardar las imágenes en ese lugar. Increíbles no hay personas o voces, increíble una mano con vida propia que acaricia y juega y no tiene memoria. Es increíble el recuerdo pues no se ve, es increíble por no repetirse. Increíble tener que una

Cielo

Ese cielo maldito e inerte oye y ve todo en este mundo y pasa inadvertido entre el pueblo ¡Escúchame a mí, por favor! -No quiero tener que volar y alcanzarte y golpearte, y que abras los ojos y comprendas que aquí abajo necesitan tu atención-. Puede llover en cualquier instante, puede secar la tierra un minuto despúes puede derrumbar la naturaleza, su amiga y compañera, con su colosal voluntad. ¡Oh!, admirable y envidiable cielo ¡Escúchame a mi, te lo ordeno! -No me hagas morir y odiarte; pactar con el infierno una traición. Puedo bajar al fondo y ascender con la velocidad del pensamiento y poseerte; tú, poseerme-. -¡Mejor!, juntos tu y yo caprichoso y ciego cielo. Juntos podemos reinar: traeremos vientos desde el norte, desde el oriente y desde arriba y entraremos en la sangre de todos-. El cielo gris, a veces negro, se ofende por mí y se enfurece. Entonces, cuando de sus nubes brota agua sucia y amarga -como mis sentimientos por él- es porque llora

Esta noche es para bailar

Mira cómo sus pies te adornan, acércate, la pista es sólo suya. Ahí estás bailando solo, esperando sentir sus manos en tu espalda. “Tú, acaba con ese licor y embriágalo con tus movimientos”: quiere que caigas sobre él, que bailen este fuerte ritmo, que se bañen por la música. ¡Te das cuenta de los que los une! No son tú y ella bailando, es el tambor el que los mueve los conecta; el humo es donde se proyectan sus pasos. La música nunca parará, bailen más lento ahora, sentirás su corazón descansando y su mirada pedirte caricias. -Tú sabes que el baile es como la poesía, cada paso es un verso, la rima está en el sincronismo, la lírica en los movimientos. Como amo la poesía, amo la danza: es mi historia llegando al público, es el arte en silencio, dibujar letras en la tierra, es hacer un cuento bajo tus pies. ¿Sientes el baile?, ¿sientes las palabras? Escucha y déjate llevar de la sinfonía que han creado. Ustedes son la música: ella el saxofón y tú el tim

Confesión

Hablarte es, para mí, cambiar tu día con mi voz; guardar el tiempo en lo más íntimo de tu memoria, clavar la luz de tus ojos día a día en mi corazón, escuchar de tus labios brotar la poesía. No tiene precio, pero sería muy feliz mi alma, si además, consiguiera tener algo más de ti, si pudiera, la cobardía, ahogar en la mar y anunciar que no hay nada me haga más feliz. Pido al cielo que permanezca en tus mejillas, que la noche cace para ti la luna nueva, y en el invierno frío pueda yo abrigarte. Podría con un día de verano compararte, con la alborada más cálida y más bendita. Pero eres única, eres un sueño y eres real.

Soledad

¡Ay! Soledad, siempre serás mía El vacío ha vuelto a mi vida, y mis recuerdos son todos de ti, Soledad, siempre serás para mí. Conocí la felicidad, al menos, pero la tristeza es más larga. Y pido, todas las noches, al cielo que me mate o vuelva a verla. Diré a la gente sobre la alegría, sobre el amor, la belleza y los sueños. Mas no podré olvidar que un día todo existió, pero regresó la nada. Tal vez sea la última noche; o en maldición, tal vez no lo sea. pero hoy o cuando sea el fin, moriré contigo a mi lado, soledad.
... Y sé que las historias, que son parte de mí como piel que se deshace en las paginas y como sangre que queda en cada personaje, volverán a mí, como debe ser: las historias van al escritor que ellas escogen para ser contadas. Y justamente ha venido una historia a mí y espero tener el tiempo para contarla...

Memoria tres meses después

¿Por qué, repentinamente, siento que no soy yo el que está dentro de mí? Desde que te fuiste me siento esclavo de alguien que no reconozco, mi cuerpo es la cárcel de deseos y tentaciones que no encuentran sentimientos. Desde hace un tiempo, cuando prefería morir, los días no tienen gracia, no hay complicidad, no hay placer, no hay felicidad, murió una parte muy importante de mí y ahora ando por la vida incompleto, medio muerto, medio inerte, actuando por intuición, a veces por instinto, pero no por emoción ni por amor. Todo lo que conocía hasta ti se ha borrado: el mundo es diferente ahora para mí y he tenido que empezar a ver cosas realmente nuevas, he tenido que empezar a pensar diferente, a tener otros gustos, otros pensamientos, otras ilusiones. Nada que ver conmigo, con lo que siempre he sido. Pero, es cambiar de rumbo o seguir atado a un yo que ya no tiene salida, que se quedo encerrado en tus sueños y que sin ti, es mejor que desaparezca. En el fondo, siempre habrá un mismo yo,

Oratoria sobre besos

Para mí los besos son como flores naciendo en mi rostro. El olor de sus labios me hacen sentir en un jardín, la suavidad con que me besa me da tranquilidad y cuando encuentro su lengua entre mis sonrisas es el cielo el que veo ante mí. No hay nada más excitante para mí que bailar salsa con su boca. Sólo de verla hablar, ver sus labios moviéndose, brillando, llamándome, sus dientes limpiando las risas, mi cuerpo me empuja a tocarla, a acariciar sus mejillas, a sentir su cabello entre mis dedos y besarla lentamente, dejando en cada segundo una parte de mí para que después me recuerde cada vez que me sienta en su boca. Los besos son sentimientos conectados o deseos insatisfechos. De ambos besos he probado y ambos tienen atractivos sabores que quisiera repetir. Mas sólo unos besos logran cautivarme y encerrarme en un círculo de adicción: los besos calmados y apasionantes, que tardan minutos para empezar y que en un segundo se vislumbran, se acercan detenidamente y, luego de una mirada

Un deseo en la sabana

A través de una ventana, mi cara, el sol acarició y el brillo de la sabana tu suave piel me recordó. El calor de los helechos me trajo tu primer beso. No veo la hora de volver a ver tu cuerpo en mi pecho. Desde que te vi, un deseo eres hecho realidad y en lo grande del valle, siento que puedo caminar con vos.

Luna brumosa de hoy

Hoy vi la luna y algunas de las pocas estrellas visibles en el contaminado e iluminado cielo de Bogotá. Levantar la cabeza y perder mi ubicación terrestre observando las constelaciones en la noche y las formas oscuras de las nubes, es una actividad que me apasiona desde hace mucho tiempo. La luna se veía como pocas veces puede verse aquí: amarilla, brillante aunque brumosa y creciente; salía por encima de las sombrías montañas de los cerros nororientales de la ciudad y el cielo alcanza a pintarse de oro. Así es que vi esta luna esta noche y recordé unas letras escritas en un pequeño tozo de papel, muy adecuadas para esta noche. Quien las escribió era alguien demasiado importante para mí. Luz de luna. Envuelta en espesa bruma. ¿La recuerdas? ¿Te es familiar? Sé que sí. Es la misma luz de tus ojos, la misma bruma de evasiones cuando no debo escrudiñar en tu alma... Y aún así lo hago. Es por lo que vivo ahora: encontrar el final de ese firmamento oscuro en el que puedo descubri

LA LEYENDA DEL HOMBRE CON EL CORAZÓN ROTO

En el pueblo se está escuchando que nació una leyenda. Que hace varios días se escucha a un hombre lamentarse y no parar de gritar en las noches. La gente dice que él lleva la marca de un corazón roto en el pecho. Dicen los más viejos que fue por causa de una mujer de la cual estaba enamorado desde que empezó a soñar, cuando la veía todas las noches en castillos o en barcos, incluso, la primera vez, la vio en un templo y, al despertar, muchos meses después la conoció frente a una librería, donde quedó grabado para siempre el amor en su piel. De ella, cuentan que inspiraba lujuria y paz, que en las noches su voz acariciaba las flores y que al amanecer siempre tenía una sonrisa en su rostro. Muchos hombres se enamoraron de esa mujer por mucho tiempo, unos supieron disfrutar su belleza y amabilidad; otros tontos ciegos jugaron a creerse únicos y perdieron sus recuerdos. Pero este hombre, según hablan, conquistó a aquella mujer una noche en que un brillo ingenuo brotó de su pecho y una mir

La ceguera del amor

No sé qué más puedo inventarme, ya no sé qué camino seguir, si en éste cae la lluvia frente al cielo rosado, las rosas, casi infinitas, están muertas, la paz es tangible, pero la soledad grande, es hermoso el arco iris, pero no brilla en tu piel, el río canta sin parar arrasando piedras; si aquí, podría vivir, pero sin avanzar. Sólo caminamos juntos. No quiero retroceder, aquí lo tengo todo, todo menos mi destino... ¿Qué otro camino puedo tomar? ¿Qué más puedo hacer contigo si mirarte es mirar las estrellas, si besarte es sentir las nubes, si acariciarte es jugar con la arena, llorar por ti es como llorar en el mar, descubrirme ante ti es lanzarme al abismo? El mundo sigue asombrándome, aunque no pueda describirlo o fantasearlo encontrando personajes en el viento y en la música, en la sonrisa de un niño que me mira, o en la mirada de un viejo que me sonríe, en las hojas de los árboles y en las luces de la luna, el sol y la de tu cuerpo. El río canta pero no moja tu piel, las rosas eran

Melancolía

Cuando se extraña el mar, se escapa el alma; hay soledad. No se pueden parar las olas, como no se puede tener lo perdido. La arena que penetra la piel son recuerdos de la espuma que otrora abrazaba tu cuerpo interminablemente, tal como la felicidad del jardín. Naufrago en un cayo, de noche; presiento que el mar es maldito. Extraño mi hogar, el café, las flores en la cama, la música. Este viento frío que me golpea, las ondas monstruosas en la oscuridad, las notas tenebrosas del silencio, agobian mi calma, están matándome. Extraño el mar, la vista. El mundo que tenía desapareció con mis ojos y la melancolía. Tengo conmigo toda esta tierra, todo el agua, toda la luz. Se va mi alma trás de ti, extraña tu felicidad, tu vida. Pero te siento aquí en frente.